Una realidad desconocida y mal explicada








Datos históricos sesgados:
Durante décadas, se decÃa que solo 1 de cada cuatro personas era mujer. Ahora sabemos que esta cifra está sesgada. Hoy se estima que podrÃan ser dos de cada 4.
Si no nos ves, no es que no estemos, es que estás mirando mal.
Enmascaramiento o masking:
Nos enseñaron a sonreir, a no molestar. A «parecer normales». Eso se llama enmascaramiento. Y es una de las razones por las que el autismo femenino ha sido ignorado tanto tiempo.
Aprendimos a callar, a no molestar, pero ya no.
Sesgos en la mirada clÃnica
A los niños se les observa, a las niñas se les excusa.
El tiene «intereses fijos» , ella tiene «pasiones intensas»
Este doble rasero nos deja sin apoyos y sin respuestas.
No somos «tÃmidas», somos autistas. Y eso también es válido.
Consecuencias emocionales de infradiagnóstico
Muchas mujeres autistas llegan agotadas, ansiosas, rotas por dentro. Transtornos alimentarios, burnout, depresión… Pero no se nos vió.
Lo que no se nombra también duele
Queremos visibilidad
El autismo no tienen género. Pero los diganósticos, los apoyos y los prejuicios si.
Nos merecemos ser vistas, comprendidas y acompañadas. Ya es hora.
Queremos diagnóstico, respeto y espacio, y lo queremos ya.